El shock fisiológico es una condición grave en la que baja demasiado la presión arterial, de manera que el organismo sufre de una falta de oxigenación. En los perros, este estado se puede producir a consecuencia de una enfermedad, herida o trauma. Puede ocurrir inmediatamente después de un accidente o en una crisis por enfermedad, pero en ocasiones sucede en una fase de aparente recuperación. Como se trata de una situación crítica, es necesario actuar de inmediato.
Los indicadores de que un perro está a punto de caer en shock son una extrema palidez en las encías, cuando se tocan y presionan un poco con los dedos esa porción se torna roja, lo que indica que la sangre se acumula ahí. También se presenta respiración agitada, un ritmo cardíaco rápido y ansiedad. Más tarde la respiración se vuelve lenta y el ritmo del corazón se percibe irregular, en estos momentos el perro puede perder la conciencia, sus encías se ponen azulosas y su temperatura baja hasta 36.7°C o más.
El tratamiento de primeros auxilios consiste en colocar al perro yaciendo de costado y estirar un poco su cabeza lejos del cuerpo para favorecer la respiración; después se deberá meter alguna colchoneta, almohada o lo que se tenga a la mano para levantar sus cuartos traseros, de modo que la sangre corra hacia la cabeza. Es posible que se necesite darle respiración artificial, masaje cardíaco o resucitación; también es conveniente tapar al perro con una cobija para aumentar su temperatura. Finalmente habrá que solicitar una intervención veterinaria de urgencia.